“¿Sabes lo que pides?”
Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: —Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
Les preguntó: —¿Qué queréis que haga por vosotros?
Contestaron: —Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús replicó: —No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?
Contestaron: —Lo somos.
Jesús les dijo: —El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: —Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.
_________________________
Cuando un infante desea se le de algo que le llama la atención, los padres o tutores deciden si se lo dan o no, según sea lo que pide, porque una navaja por mas bella y reluciente que se vea, sabrán que no es lo mejor, porque no la sabe manejar y puede dañarse o dañar a los demás pensando que no pasa nada. Y así con cientos de cosas más que sabemos no les son convenientes a esa edad.
Algo muy similar acontece con cada uno de nosotros, los que nos decimos adultos con una capacidad de elección libre e incondicional. Reconocemos el poder de Dios y su presencia, más sin embargo creemos que por ser todo poderoso y Padre providente, puede darnos todo lo que le pedimos en oración, así como en nuestras intenciones diarias.
Sin embargo hay que reconocer que Dios provee ciertamente todo en el momento adecuado, inclusive antes o jamás, según el caso, porque cuando Dios brinda lo solicitado, es porque realmente lo necesitabas y sabía el fruto que darías con ello, pero cuando pedimos sin ton ni son, inclusive por capricho exigido con orgullo, sin la más mínima muestra de agradecimiento, como quien pide porque se lo merece, y sin la actitud de santificarse con lo pedido, entonces por el momento es negado.
Cuando Dios ve que aquello va a funcionar en la vida, lo otorga, pero si con eso que pides, vas a perder la paz, la sencillez y la santidad, y al no ponerlo al servicio propio y de los demás, entonces jamás te dará algo para auto dañarte y perderte porque te ama, recuerda que es Padre amoroso, vela y cuida por ti.
Por ello la pregunta ¿Sabes lo que pides? porque cuando pides te comprometes, nada es gratis, y lo que pide es un recíproco amor, si lo puedes regresar pide, si no, inténtalo a ver si pega.