Juan 3, 28ss.
“…En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría…”
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Cuando amamos a los que tenemos cercanos, la envidia no existe, pero si los envidiamos el amor no existe. Alégrate por los tuyos y la alegría será doble.